Chorro El Indio

Chorro El Indio, Loma de Pánaga

Pulmón verde de San Cristóbal en La Maravilla de varias montañas

Con aproximadamente 17.000 hectáreas en la región Los Andes del estado Táchira se encuentra el Parque Nacional Chorro El Indio, productor de grandes cantidades de oxígeno, abastecedor de agua potable, y regulador del agradable clima tropical. Un área natural de especial valor en la población debido a su cercanía a la ciudad de San Cristóbal. A pesar de la falta de infraestructura para la recreación, llegan frecuentemente visitantes, que en ocasiones terminan siendo criticados por daños contaminantes, pero ¿qué hay de sus habitantes, de sus prácticas, y del uso que dan a los terrenos protegidos?

Antes de iniciar el trayecto en el parque nacional, se aprovechó para visitar la sede regional de Inparques Táchira. Realizar el diagnóstico de los recursos naturales del Chorro El Indio es necesario, así lo expresa la bióloga Dayana Porras, quien propuso como tema de investigación la organización territorial y socio ambiental en la zona, “lo cual permitirá una distribución espacial y el uso sustentable de los recursos biológicos, escénicos, y socioeconómicos”.

San Cristóbal empieza a abandonarse por la vía donde se intersecta la avenida 19 de abril y la avenida Rotaria. En su parte alta, se evidencian terrenos aprovechados para hoteles y edificaciones urbanísticas siendo las últimas en el sector de Acevita. Más adelante, los pilares de ladrillos con garita abandonada parece ser el portal de bienvenida al parque nacional. Las casas agrupadas han desaparecido dejando el tono verde de la masa boscosa en ambos lados del camino.

Más que los envoltorios y envases arrojados por los turistas desde la ventana de los autos, preocupa además, los costales y huesos de ganado tirados en las fallas de borde; e incluso otros desperdicios que no pertenece a la comunidad. Se recuerda el caso de las bolsas de material médico quirúrgico botadas allí. Parece que hace falta la construcción de contenedores para evitar desastrosas cantidades de basura acumulada al margen de la carretera.

A pocos metros a la izquierda se distingue uno de los puntos de captación de agua por la quebrada La Bermeja. Desde la entrada encercada parece iniciar el sendero de la travesía «El Indio», competencia deportiva que muestra diferentes atractivos naturales bautizados por la comunidad como la cascada El Ron, la planicie de piedra El Trueno, y el mirador de la Z. Allí culmina la ruta con un total de casi ocho kilómetros. En el área de bosque se identifica fielmente el recurso hídrico que se escurre en laderas inclinadas.

El Parque Nacional Chorro El Indio ofrece al sancristobalense abastecerse de agua no solo del Acueducto Regional del Táchira sino también gracias al levantamiento de acueductos artesanales como el Acueducto Rural «Dr. Valmore Acevedo Amaya» en «El Sendero» del barrio Libertador; sin embargo, el uso de las tuberías y mangueras para captar el agua pareciera traer problemas de ordenación espacial donde el estrato social no es limitante. Pueden mencionarse los casos de construcciones en Pirineos II, colindando en el cerro El Chimborazo; y las invasiones rurales, en el sector Bare Bare por la Cueva del Oso. La línea que se forma desde los 800 m.s.n.m. hasta los 2.600 m.s.n.m. es de casi 33 km. Algunas manchas rojas en la montaña son los efectos de las cárcavas que se producen por causa natural y se intensifican por el uso inadecuado de los terrenos.

quebradas de san cristóbalEn el conjunto montañoso de la Sierra La Maravilla se encuentra la quebrada La Jabonosa que según Vanesa Cartaya, miembro de la Fundación Nature Conservancy of Venezuela suministra 35 % al Acueducto Regional del Táchira (ART). El agua de las cuatro quebradas (1) Agua Linda,  (2) La Parada, (3) La Bermeja, y (4) La Chucurí es captada en los puntos más altos y accesibles por medio de acueductos rurales.

Los habitantes, en especial de zonas montañosas, pese a que reconocen los servicios de abastecimiento de agua (para el consumo, para los cultivos, para la limpieza) necesitan del apoyo educativo comunitario más que de la propia educación escolar para ampliar el conocimiento de los beneficios que brinda la naturaleza y cambiar el modo en que utilizan el agua y otros recursos naturales.

De regreso a la vía, se aprecian plantas herbáceas de hojas grandes, arbustos con semillas y árboles con lianas hasta llegar al Punto de Control «La Batea» que da comienzo a los linderos del Parque Nacional Chorro El Indio. A corta distancia, a la derecha se halla la salida de la caminería ecológica conocida como «El Nevada».

Más arriba por la cuesta en curva, próxima a la cruz que ilumina en ocasiones a la ciudad, aparece el primer bosque de pino laso (podocarpus rospigliosii) perteneciente al sector Loma de Pío a los 1.310 m.s.n.m. Por el lugar despejado se ven otros terrenos adornados con pinos de ramas largas y de tronco color café rojizo con más de 35 m de altura, quizás de la especie introducida pinus caribaea para reforestar las zonas aprovechadas por la explotación maderera.

Los ingresos económicos que puede generar el recurso forestal son muy elevados, pero es de saberse que la repetición del proceso de tala de árboles requiere de tiempo para que la cantidad de biomasa se restablezca. Debe evitarse el uso excesivo de la madera de árboles coníferos, ya que restauran los suelos degradados, y mejoran los sistemas de riego. Las especies de los pinos podocarpus son pocas en el trópico, en Venezuela solo existen 14, y han estado amenazadas por su uso en trabajos de carpintería, especialmente para amoblar hogares.

Siguiendo en el sector turístico Loma de Pío, los establecimientos muestran en sus instalaciones «granja de animales» que sin duda son la distracción perfecta, solo que es de reflexionar que si estos animales han sido capturados en vida silvestre, posiblemente ya no puedan regresar a su hábitat natural: su condición de vida ha sido alterada haciéndoles más frágiles para alimentarse y reproducirse.

Al dejar el paso despejado se respira oxigeno limpio gracias a la densa cobertura vegetal convertida en «santuario de vida» permitiendo a las aves: refugiarse, alimentarse ¡eliminar las plagas de insectos forestales!, y reproducirse. No obstante, la avifauna no es la única que aprovecha el espacio natural.

oressinoma typhlaPor más de las pequeñas construcciones, todavía se mantienen algunas especies arbustivas del bosque premontano, las cuales sirven de alimento para larvas de mariposa. La lepidóptera oressinoma typhla es una de las 82 especies de 48 géneros de mariposas neotropicales colectadas por el Jardín Botánico del Táchira. La deforestación de plantas alimentarias de larvas puede reducir la población de estos coloridos insectos polinizadores (agentes de producción de semillas y frutos) utilizados además como indicadores de hábitats inalterados por los habitantes.

En el margen derecho del sector La Batea está el mirador, el descanso, el manantial «del indio», establecimientos que adoptaron la creencia de la mitología aborigen:

«Flor de Montaña» hermosa india de los Pánagas y Orikí valiente indio de los Oracas se enamoraron y vieron a escondidas en el bosque… La unión no duró mucho,  pues hubo un enfrentamiento entre las dos tribus rivales. Entre los muertos, el cuerpo de Orikí fue hallado. Desconsolada, «Flor de Montaña», empezó a llorar, y pidió a los dioses que sus cuerpos se transformaran en rocas, y que de ellas brotara agua para inmortalizar su amor con «Orikí». Así se formó la cascada Chorro El Indio.

En casi 5,48 kilómetros andados, al encontrar una [Y], se hace un desvío hacia la derecha para encontrar una planicie arenosa erosionada por las fuertes corrientes de aire.

chorro el indioEn el mirador natural de loma del Viento a parte de la vista panorámica de San Cristóbal se divisan dos medianas montañas: a la izquierda, loma de Ortiza a 1.059 m.s.n.m., sin ningún sendero de acceso delimitado; y a la derecha loma de Panága. Esta última a 1.137 m.s.n.m., posee pinos que han reforestado el terreno inclinado; de allí se puede ir a la «Capilla del Diablo» o a una gigante roca que puede servir para la observación de aves; aunque mirar detalladamente en el suelo puede ser más interesante.

Muy cercano, específicamente en la hacienda Panága, Jorge Gámez docente de la cátedra libre de Estudios Ambientales de la Universidad de Los Andes (ULA) recolectó en 2002 varios escarabajos phanaeini presentes en las regiones de montaña; tal es el caso del vulnerable coleóptero endémico sulcophanaeus auricollis joffrei.

Este escarabajo es copronecrófago, es decir, utiliza el estiércol y restos de animales muertos encontrados en la superficie de la tierra reubicándolos hacia túneles subterráneos para alimentación y nidificación. Pero, ¿por qué debe importar un simple escarabajo? Es simple, su actividad excavadora y de traslado ayuda al reciclaje de nutrientes, dispersión de semillas e hidratación en el suelo que más adelante permiten el crecimiento de nuevas plantas e incluso árboles frutales de gran consumo.

sulcophanaeus imperatorEl casco y cuerno color verde esmeralda casi iridiscente del escarabajo sulcophanaeus imperator es similar al del tocororo de Los Andes (sulcophanaeus auricollis joffrei). «Joffrei» proviene del entomólogo Joffre Blanco Casanova, especialista en lepidópteros y coleópteros con una colección personal de más de 60 mil especies. En la calzada del Parque Nacional Chorro El indio se han encontrado reducidas poblaciones del escarabajo de gran importancia para el ecosistema, afectadas por la intervención humana (deforestación por incendios ocasionados y tala indiscriminada). Fotografía: Galgo Dela.

Dueños de construcciones: finca agroturística «Luz Mar», estancia «Las Valentinas», y finca ecoturística «Alto Viento» pueden considerar disminuir la deforestación por tala de árboles; mientras que la deforestación por incendio, a pesar de su rápido resultado, debe evitarse, ya que es más difícil para el ecosistema reponerse. Incluso, si los habitantes agricultores evitan esta práctica para deforestar, puede que se desarrolle sin complicaciones la propuesta de aulas educativas en espacios abiertos.

En 2015 docentes de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) plantearon ocho ecosistemas en el Táchira de espacios para la enseñanza en biología entre ellos el Parque Nacional El Tamá y el Parque Nacional El Chorro El Indio. Aunque es cierto que en el Táchira se tiene el jardín botánico, viendo desde el mirador turístico se ratifica la idea de enseñar ciencias naturales; por ejemplo, para “el desarrollo, mantenimiento y conservación a modo de colección, de plantas e insectos de interés científico y académico, accesible a la comunidad”, indica el biólogo Andrés Chacón, uno de los autores del artículo.Por el sector Loma del Viento es posible avanzar al sector El Ron con su encharcada laguna de patos; pero de lejos se ve el hilo de agua de la cascada Chorro El Indio advirtiendo el retorno a la carretera principal. De regreso a la [Y] se reinicia el destino a Potosí.

A 1.315 m.s.n.m., al terminar angostas curvas delimitadas por cercas de potreros se halla el sector Las Martínez – Pedraza. Ahí, inmediato a una diminuta corriente cristalina permanece el refugio turístico «Truchas El Indio». Reizer López, dueño de la posada, gentilmente enseñó sus instalaciones resaltando el estanque para alevines, y el florecido jardín en donde trató de plantar variedades de orquídeas, desafortunadamente su idea de embellecer el área no fue permitida por las autoridades de Inparques, debido a que: no se pueden extraer ni introducir especies exóticas.

Luego de varios metros, en la casa Villa Mora, el trayecto nuevamente vuelve a dividirse en dos direcciones: a la derecha, la continuación al sector Pedraza; y en el centro, el sector Chorro El Indio de la aldea Agua Linda. Muy cerca, diferentes familias se las han ingeniado para brindar al turista el servicio gastronómico. Desafortunadamente, los tradicionales merenderos de bebidas, dulces, y frituras generan un desastre para el medio ambiente. El ingeniero ambiental Manuel Pulido advierte de 15 fuentes de contaminación por el turismo, es decir, 15 familias que han vivido en el parque nacional incluso antes de su creación: han arrojado residuos sólidos detrás de sus establecimientos, han construido ranchos con pequeños criaderos, han desaguado aguas negras sin consulta ambiental.  Malas prácticas que no pueden volver a cometerse (actividades prohibidas).

Aunque, ¡no todo es malo!, a pocos metros está la posada «La Belmonteña» propiedad de Hernán Belmonte, líder de los casi 29 propietarios que conforman la Fundación Corredor Ecoturístico Chorro El Indio (Fucechi). Gracias al sr. Belmonte se han promovido los concursos «La pelada del chocheco», o «El leñador», al igual que la recolección de basura y limpieza en las cunetas de la vía sin la utilización de glifosato (herbicida de alta toxicidad).

De fondo se escucha el sonido natural del agua que cae a 1.140 m.s.n.m., pero este es leve comparado en ocasiones al ruido promovido por la venta de alcohol de los últimos prestadores de servicios, quienes también por falta de pozos sépticos vierten sus aguas negras abajo “en terrenos cercanos a 3 metros de la quebrada Chorro El Indio”, indica el ingeniero Manuel Pulido al realizar una análisis de los impactos ambientales alrededor del atractivo natural más visitado:

CASCADA CHORRO EL INDIO

cascada chorro el indio

Según los habitantes la forma como el agua cae a 35 metros por la pared marrón derrumbada hace a la cascada única o diferente. Como se sabe el nombre del sitio viene de un mito indígena, quizás por eso se consiguen estatuillas de personajes espirituales; el lugar dice estar encantado, quizás por el arrastre moribundo de los cuerpos de quienes han intentado atravesar la vía cuando el caudal aumenta notoriamente en días de fuerte lluvia.

La cascada ubicada en el kilómetro 12 tiene cerca un letrero prohibiendo: “ingerir bebidas alcohólicas, bañarse, y lavar vehículos”. Todo debido a que anteriormente los fines de semana diversos grupos familiares llegaban a instalarse de la siguiente manera: los niños con sus pelotas y juguetes de plástico se llevaban a los charcos de la orilla; los mayores atrevidos con cerveza en mano subían entre las piedras y armaban pozos para ser usados de balnearios o incluso por medio de una soga intentaban subir hasta la salida del chorro de agua; los que tenían el carro pendiente de lavar, se orillaban al lado para enjabonarlo; y las señoras del hogar alistaban los corotos, la verduras y la carne para el hervido, sancocho, o cualquier comida. Todos ofrecían el mismo resultado: ¡agua sucia!, y desperdicios en el suelo, arrojados también por vendedores ambulantes.

Razones sobran entonces para no convertir la visita a la cascada en problemas ambientales. En 2017, los profesores Gustavo Perruolo y Cristopher Camargo determinaron la Capacidad de Carga Efectiva (cce) en el área. Según los resultados, el número máximo que puede transitar en la zona diariamente es de 615 turistas, el cual resultó ser elevado; aunque “es claro que la restricción de visitantes conlleva una inmediata disminución de ingresos y el eventual desaliento de los prestadores de servicios”, concluyen Perruolo y Camargo.

Ante esta situación los habitantes deben trabajar en equipo para ofrecer actividades que aparte de considerar el beneficio económico se contribuya a la conservación del ecosistema. Si bien, la cascada es el principal atractivo, aún queda mucho por acondicionar para que en sus alrededores se ofrezca el servicio cultural más idóneo. Algo similar al parque de la cascada India Carú en Mérida pudiese hacerse con escaleras ornamentales; o como la propuesta arquitectónica planteada más adelante en la ruta.

Construcciones turísticas que han sido desalojadas se contemplan, y algunos desvíos con dirección a Vega de Aza y al Palmar de La Copé por Mesa de Chaucha se consiguen. Después de casi 20 minutos en otra curva a los 25 kilómetros, perdura el puente sobre el río Zuñiga con varias tuberías de otro acueducto de avance por Hidrosuroeste. Allí, Diana Arias, aconsejó el proyecto arquitectónico de un parque ecoturístico de una hectárea de extensión asegurando que: “El Parque Nacional Chorro El Indio es el que menos áreas recreativas posee, siendo esto contradictorio, ya que por su ubicación privilegiada, su cercanía a San Cristóbal, y el alto número de sujetos que lo visitan, debería ser el parque mejor equipado en todo el estado Táchira”.

Pero, cómo se podría invertir en el área recreativa Río Zúñiga si ni siquiera se ha restaurado la carretera de precarias condiciones con más de cinco fallas de borde de diferentes tamaños y profundidades observadas al inicio, y que han dejado incomunicados a los habitantes del siguiente destino.

En la entrada del diminuto asentamiento autóctono se ubica el Puesto de Guarda Parques «Macanillo», que según Jorge Ramírez, personal de Inparques, dispone de habitaciones para el hospedaje. El pueblo de Macanillo tiene una estación para descansar, ya sea en su plaza central o en el sencillo merendero. Algunos ciclistas finalizan su vuelta hasta este tramo que si bien no es pueblo turístico, puede transformase en uno, pues se asienta en la zona del parque y está equipado humildemente con los servicios adecuados para el sustento. Sus habitantes han demarcado parcelas para la ganadería en mínimas extensiones y cultivos de caña de azúcar, plátano, y café.

cultivo de café en macanillo
Según un grupo de investigadores especializados en Toxinología Aplicada y Animales Venenosos, Táchira ocupa el cuarto puesto de accidentes ofídicos.

Los agricultores al trabajar en el campo se encuentran animales que terminan siendo aniquilados por ser considerados depredadores para su cría de aves, como el gato de monte (leopardus tigrinus) o el zorro manilavao (procyon cancrivorus); o por ser considerados extremadamente peligrosos como la tarántula andina  (xenesthis immanis) o la mapanare (bothrops venezuelensis) que buscan defenderse al sentirse amenazados o simplemente huyen llegando incluso hasta el pavimento para quedar aplastados.

Principalmente en las zonas boscosas intervenidas, estos infortunios acompañados del temor hacen que la eliminación de serpientes sea vista  de forma primordial para salvar la vida de otras personas; solo debe pensarse que difícilmente se ha obtenido el suero antiofídico.

Educar con relación a los ofidios que parecen peligrosos por su aspecto puede ostentarse en las escuelas en la misma modalidad que lo han hecho poblados campesinos de Colombia. Para Juan Salvador Mendoza Roldan, biólogo investigador del Museo de Historia Natural de la Universidad de Los Andes afirma que el reto para la conservación de serpientes es debido principalmente al no saberse diferenciar especies inofensivas (de la familias colubridae y boidae) de especies venenosas (caso de la bothrops venezuelensis). Dictar talleres para la prevención de accidentes ofídicos debe estrenarse con actividades por medio de elementos didácticos que permitan reconocer adecuadamente la diversidad de ofidios, su tipo de dentición, su función depredadora, y el riesgo ante su encuentro.

bothrops venezuelensis

Después, se educa con serpientes vivas para “enseñar sobre la distancia prudente que se debe mantener entre el animal y el espectador. Además, se debe instruir sobre los peligros de manipularlas sin precaución”, señala Mendoza. La bothrops venezuelensis es conocida también popularmente con el nombre de tigra mariposa. Su coloración le da buen camuflaje en la hojarasca, y su largo alcanza más de 1 m.

Pasando por los sectores expuestos, se evidencia que la vegetación ha sido fragmentada por completo debido a los pastizales y cultivos. Troncos altos de árboles aislados en los potreros afirman lo anterior. Dejando atrás construcciones sencillas vuelve aparecer un conjunto de especies arbóreas tupidas. Por suerte no hay calor, el bosque húmedo ayuda en el asunto.Utilizar los parques nacionales para la enseñanza aún hace falta promocionarse, según un estudio de caso por especialistas del Instituto Pedagógico de Caracas, solo el 44 % de 115 docentes de educación primaria encuestados establecen estrategias para educar en los parques venezolanos, entre ellos los parques nacionales del estado Táchira.

OLYMPUS DIGITAL CAMERADurante el período de sequía y dependiendo del área dónde reciba luz solar, el bucare ceibo (erythrina poeppigiana) se engalana con flores naranja o rojo escarlata resaltando en el follaje verdoso de la capa vegetal. Esta especie arbórea de más de 20 m es la más representativa. En sus ramas pueden reposar plantas (epifitas) como la bromelia barba de palo (tillandsia schultzei). Fotografía: Jorge Restrepo.

Investigadores universitarios con el apoyo de Omar Tapias, encargado del Jardín Botánico del Táchira inventariaron la flora y vegetación de bosques húmedos montanos bajos del Parque Nacional Chorro El Indio dando de resultado el registro de 92 familias de plantas. Quedan aún estudios botánicos por realizar teniendo como limitaciones “los relieves abruptos del terreno, y el difícil acceso para algunas localidades”, afirma el grupo de la actividad de campo.

Macanillo ha quedado atrás, los pequeños sectores divididos por quebradas son más difíciles de atravesar. En temporada de lluvia el tramo se hace inaccesible para motores con ruedas. Con suerte se ha llegado al otro poblado:

chorro el indioDiferentes cursos de agua que sobresalen al piso vial abastecen a los habitantes para suplir sus necesidades de alimentación y limpieza. Mientras, otras corrientes de mayor caudal solo ocasionan trancar el acceso tras el arrastre de rocas, ramas, y barro. Se hace necesaria la construcción de nuevos puentes; por ejemplo, en la quebrada Brava.

Comenzando el caserío La Fortuna una interrupción es necesaria pero no porque haya algo de interés, simplemente el paso está deteriorado por el torrentoso río Potosí. Los comentarios de un sendero de recua a 1.400 m.s.n.m., llamado «El camino de Los Españoles» se confirma: en días de celebración de la Virgen de La Consolación algunas personas peregrinan desde La Fortuna atravesando la sierra La Maravilla hasta llegar al otro extremo por El Junco terminando fielmente su promesa en la Basílica de Táriba.

Manejando, o pisando con precaución sobre las rocas atravesadas se hace efectivo el cruce del río. Las pendientes inclinadas aumentan hasta la meseta en donde se enclavan las calles de otra aldea fundada en 1856, Potosí dejó de ser una montaña virgen e inexplorada. Después de este pueblito se van a otros sectores más lejanos, muy lejanos en La Florida con posibilidad en descender a Pregonero; y Mesa del Tigre, que empata el destino a Queniquea. Curiosamente los campesinos de la zona fueron juzgados al construir otra vía de acceso: deforestando, talando, rompiendo en terrenos del área protegida, caso que fue denunciado públicamente en 1995 por Marta Sánchez, quien fue directora regional de Inparques Táchira. Para comprender el porqué del desastre ambiental fue requerida la opinión de los habitantes.

Frente a la plaza Bolívar, está una bodega con balcón, propiedad de la familia Chacón. En la visita se compartió con la Sra. Ana Zulay Roa de Chacón, quien para responder a todas las interrogantes desempolvó de su habitación el libro «Perfil de un pueblo andino: Potosí». Al leerse varias líneas, se comprendió que el ramal carretero San Cristóbal – Macanillo – Potosí estuvo bastante tiempo deteriorado y la justificación de crear otra vía de acceso era urgente debido a las crecidas de ríos y quebradas.

guzmania lychns
El páramo Las Mayitas debe su nombre a la bromelia guzmania lychns, especie que según el Libro Rojo de la Flora Venezolana está en peligro de extinción.

Por esta razón a partir del 5 de julio de 1995 los habitantes de Potosí y La Florida decidieron “a punta de pico y pala” a la altura de la aldea San Francisco abrir forzosamente en las crestas de montaña otra posibilidad de acceso a sus hogares. En esta «carretera del páramo» Edgar Olivo Ramírez, autor del libro apunta: “Hay algunos sitios denominados como Bordo Lindo, La Redoma, La Hoyada del Pollo, La Cuesta del Viejo, y el páramo de Las Mayitas”, a este último sitio se ha logrado llegar en jeep.

En las Mayitas se erige una capilla, y un arco de cemento, los comentarios señalan al lugar hito natural de varios municipios. Levemente se desciende pasando por la roca de la «silla del presidente» otro mirador natural. Ahí, no solo es claro el deslumbrante paisaje sino las razones de los terrenos débiles. Es innegable la erosión natural (erosión hídrica en su mayoría generando cárcavas); sin embargo también hay una erosión de origen antrópico (destrucción de la cobertura forestal por explanación y excavación de terrenos) que aumentan el exceso de agua en el suelo, la velocidad de escurrimiento, y el arrastre de sedimentos.

potosíYngrid Cárdenas y Heriberto Gómez, interesados en temas de Educación Ambiental, aseguran que el Parque Nacional Chorro El indio es una de las zonas frágiles de montaña en el estado Táchira, principalmente debido a procesos de expansión y ocupación relacionados a la actividad agrícola. Por el páramo Las Mayitas o loma de Buey se observan fincas con potreros que han sustituido los pequeños árboles y arbustos.

La relación de los bosques y la agricultura requieren de medidas sustentables acompañadas de participación ciudadana. Las prácticas  agrícolas se convierten en tema importante a nivel mundial. El estado de los bosques del mundo 2016 presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) señala siete estudios de países que han mejorado la superficie forestal y su seguridad alimentaria. Se espera que algún día en las poblaciones rurales del Parque Nacional Chorro El Indio se logren “restaurar los suelos degradados y mejorar los sistemas de riego” a través del barbecho (agricultura con descanso…, abandonando parcelas para que puedan recuperarse naturalmente, respetando los ciclos de cultivos).

En la visita, luego de reivindicar el aprovechamiento hídrico se valora también la seguridad alimentaria. Esta no depende solamente de los bienes agrícolas y servicios turísticos. En tiempos de escasez, los recursos energéticos de los bosques son usados directamente para el consumo (alimentos) o la sustitución (madera para cocinar y esterilizar el agua). Por sorpresa se ha salido a casi otro extremo del parque por el sector Pan de Azúcar. Al margen de la quebrada La Cordera aparece la vía principal para retornar a San Cristóbal, o empezar el ascenso a la troncal 07 de la carretera trasandina con opción de ida al Parque Nacional Los Páramos.

2 respuestas a “Chorro El Indio

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