Los Páramos

Los Páramos, El Batallón

Excursión en La Negra noche cerca de un Batallón de frailejones

A pesar de la intervención agrícola, aún se recuerda que a más de 3.500 m.s.n.m., nuestros ancestros visitaban la montaña para meditar y quedar encantados de sus hermosos paisajes. Ese misticismo impregnado con neblina donde solo se escucha el ruido de los fuertes vientos hace ideal el espacio natural para el contacto con la naturaleza. Casi más de 22 páramos en el Táchira compartidos con Mérida en su gran Cordillera sirven para el excursionismo, actividad que permite acampar en zonas abrigadas de frailejones y reconocer la importancia de cuerpos voluminosos convertidos en la fuente de abastecimiento hídrico del casi el 70 % de la comunidad. Las acciones de conservación en el Parque Nacional Los Páramos comienzan desde una sencilla fotografía para valorizar su riqueza.
la gritaEn la carretera trasandina se encuentra el pueblo convertido en ciudad, hogar del Santo Patrono de Venezuela. Desde el cerro Alto de los Duque se visualizan las primeras calles remarcadas en el gran valle de los Humogrías. La activad económica más importante del municipio Jáuregui es la agricultura.

DÍA 1. LA GRITA – LAS PORQUERAS. El terminal fue el punto de encuentro, se compraron las provisiones que hacían falta. Ya casi iban hacer las doce. Al ir en el bus y mirando por la ventana se comprueba que la principal actividad que dependen los gritenses es el cultivo de hortalizas ya sea para el consumo, para la venta comercial a gran escala, o el trueque. Subiendo por la aldea El Surural, fácilmente se identifica el turismo comunitario con distintos avisos de posadas turísticas. En los terrenos, los habitantes están tratando de vivir en armonía con su ambiente, tratando de evadir acciones desastrosas con el abuso de productos agroquímicos que al respirarse en exceso puede causar en mujeres embarazadas el riesgo de aborto y la deformidad del feto. Después de pasar por el punto más alto por el Monasterio Lumen de Lumine, se empieza un corto descenso por el tramo carretero. Pocas casas se consiguen, solo verdes coloridos de los montes recuperados de los incendios forestales.

De manera formal llegamos al Puesto de Guarda Parques «Las Porqueras», allí permanece el área recreativa del parque «Monseñor Juan Hilario Bosett», espacio abierto para distraer a las familias los fines de semana. En el área se dan algunas rutas para la interpretación creadas en su mayoría por brigadas de eco guías del parque nacional. La infraestructura humildemente recibe a los turistas, necesita acondicionarse para evitar el abuso de visitar zonas no permitidas, el descontrol en la cantidad de personas, y la destrucción del hábitat.

Realizar excursiones en el Parque Nacional Juan Pablo Peñaloza requiere del permiso por el Instituto Nacional de Parques (Inparques), principalmente para indicar el tiempo de estadía, las actividades a realizar, y si es necesaria la compañía del guarda parque como guía de montaña. De igual modo, se deben conocer las actividades permitidas. Roberto Salazar, coordinador del Parque Nacional Los Páramos ha tenido inconvenientes con algunos grupos de excursionismo que ofrecen actividades sin planificación turística; al igual de aquellos que viajan solos para “explorar” en las inmediaciones. Para evitar impactos de capacidad de carga al parque, la cantidad de excursionistas debe ser menor a seis lo cual no fue problema, ya que éramos tres solamente.

De no respetar las normativas, las amonestaciones deben cumplirse. Se da de ejemplo el caso del riobobero Freddy Abreu, que en 2017 fue acusado de imprudente al querer llegar a sitios que no han sido establecidos para la actividad turística. Suceso que se ha repetido en oportunidades. Las autoridades competentes pueden prohibir la entrada en un período de tres meses hasta un año, asignar labor social; por ejemplo, en jornadas de limpieza; solicitar la información de los lugares visitados (mapas, fotos, coordenadas), y obligar a difundir la importancia de solicitar los permisos para entrar al parque.

En conversaciones con el guarda parques, nos indica que en la zona de acampar, no está permitido el uso de fogatas, solo el uso de cocinillas de gas o kerosene; incluso se puede optar por llevar alimentos ya preparados, donde no se tenga que realizar ningún tipo de cocción o desecho de estos. Para la limpieza, la pasta azul (jabón biodegradable) es la más recomendable. Antes de partir revisamos de haber traído lo necesario para evitar incidentes. Cada uno tenía sus motivos para ir a la excursión… ¡Nos fuimos!

excursionista pico el púlpito

Utilizar aplicaciones con tecnología GPS puede guiar la excursión y registrar la distancia (km), la altimetría (m.s.n.m.), y el tiempo (h) de la misma. Por seguridad Debe verificarse el porcentaje de batería. 

La caminata es fácil al inicio pero se va remarcando con curvas en zigzag. Del área observada nos queda avisar que: especies vegetales reposando en las ramas de los árboles se ven amenazadas por la extracción incontrolada.

El principal uso, comercializar su venta para la decoración decembrina; generalmente en elaboración de pesebres. Desde 1998 el programa «Navidad y Ambiente» de la dirección regional del Ministerio para el Ecosocialismo (MINEC) en Táchira ha ejecutado acciones preventivas; por ejemplo, con la creación del personaje «Musguito». Del mismo modo, los ingenieros ambientales Andreína Sánchez y Wilerman Guerrero, han promovido el «programa para la disminución de la extracción, transporte, comercialización y aprovechamiento intensivo» de plantas epifitas, briófitas, bromelias, líquenes, y pteridofitas. “Estas especies cumplen funciones vitales dentro del ciclo hidrológico, pues a través de ellas se regulan los caudales de los diferentes cuerpos de agua durante las temporadas de sequía e invierno”, explican los ambientalistas. La prevención y prohibición de arrancar cualquiera de estas plantas está enmarcada legalmente (Resolución N° 0052, G.O. N° 38.963 del 01 de julio de 2008) por la Estrategia Nacional para la Conservación de la Diversidad Biológica.

Otro asunto por aceptar es que uno de los objetivos cuando se va de excursión es poder tener contacto directo con la fauna del parque para dejar de pensar que son solo figuras imaginarias. A pesar de exisistir especies amenazadas según el Libro Rojo de la Fauna Venezolana en estado critico (CR), peligro de extinción (EN), y vulnerables (VU). Existen otras especies de las cuales pocas organizaciones conservacionistas se han interesado en estudiar. Se expone el asunto con la siguiente especie de mamifero que posee datos insufiucientes (DD) ¡Se necesitan estudios para determinar su comportamiento en el ecosistema!

coatíPara evitar confundirlo con el mapache (poncryon carnivorus), fácilmente se describe al coatí o guache paramero (nasuella olivácea) con peso de casi 2 kilogramos, pelaje color marrón, uñas curveadas para aferrarse a los troncos, y nariz puntiaguda para rebuscar insectos en la hojarasca y terrenos húmedos. La conservación de este pequeño mamífero es necesaria, pues algunos bosques se han convertido en pequeños potreros o sembradíos para el cultivo, llevando al animal a refugiarse en rigurosas grietas o en las hojas secas de los frailejones. Fotografía: Fernando Trujillo González.

Montserrat Bautis y Gladys Zuleima Molina de la Fundación Instituto de Ingeniería realizaron una evaluación ecológica del Parque Nacional Los Páramos dando por resultado la disminución alarmante de 3.780 hectáreas de bosque denso y la aparición de 46 hectáreas de tramado urbano.

No hay que negar los casos del abuso por ganadería extensiva, altas concentraciones de fertilizantes, producción de gallinazo (abono orgánico), y caza indiscriminada, o la extracción de especies.

Retomando, por fin se encuentra el punto de partida para la caminata en zona paramera. En el sitio, se conecta el otro sendero de casi dos horas que viene desde el alto de Portachuelo. Para no dejar el vacío de este tramo se indica lo siguiente: desde Las Porqueras hasta Portachuelo en carro hay 25 minutos. Ahí, la vía separa el páramo La Negra, a la izquierda; y el páramo El Batallón, a la derecha.

En el lugar solo hay dos casas de vieja construcción y el aviso de madera de Inparques. Un portón prohíbe el paso de vehículos, aunque la vía es apta para transitar en rústico hasta solo 10 km. Se avista a la izquierda las aldeas de Mérida; con su expansión de la frontera agropecuaria. Se pasa el falso con el aviso de «Cuidado, Toros Bravos», se continúa a unas antenas. El frío comienza a sentirse, se destaca una estructura abandonada usada en ocasiones para acampar. Según el compañero de ruta Mauricio Chacón dicha vía fue creada con tractor en la década de los 70s, para un proyecto turístico de construir un hotel; sin embargo, la estructura quedó en abandono”.

PÁRAMO EL BATALLÓN

De regreso al sendero, culminamos el descanso, guardamos las cámaras, cerramos las botellas de agua, y reiniciamos la caminata. Con la reducción de bosques medianos y la aparición de frailejones se describe un paisaje autentico. Deslumbra el primer cuerpo llamado laguna La Negra cubierta de pajas, pastos, frailejones, y arbustos con flores coloridas en el suelo.

Es sorprendente ver que aunque la cobertura vegetal pierde dimensiones existen variadas especies para ser estudiadas por botánicos debido a su endemismo y propiedades medicinales mencionadas por baquianos. “Algunas matas tienen más poder que otras”, tal es el caso del rebuscado y exquisito díctamo real (de los géneros acnistes, anthoxanthrum, gentiana, y lysipomia) para recobrar las energías. Esto lo confirma Egleé López-Zent, especialista en etnobotánica, ya que de 1.121 especies, 85 % son reconocidas y utilizadas de forma cotidiana.

Hemos abandonado el jardín, se pisa con cuidado el borde de la laguna. El senderismo continua, y para nuestra sorpresa con la vista al horizonte se ve una diminuta caída de agua que en su flujo vemos como llega casi al lugar donde estábamos. El agua va deslizándose oculta por matorrales hasta llegar a un pantano. Las condiciones del relieve son óptimas para que el agua se retenga, pero no es así, solo hay una planicie encharcada.

En el fondo del suelo se dibujan pequeños canales que se unen y desatan, el lugar es llamado laguna El Cienagón. Esta formación coincide con el fragmento de entrevista recogido por José Alí Moncada en su artículo «del mito al grifo»:

“Hace como 25 años hubo una destrucción de una laguna, de La Ciénaga. La laguna fue abierta en una parte de su caudal para usarla y sacar todas las truchas que había allí. Eso sucedió con esa laguna”.
el cienagónSi no existió la intervención humana en la laguna «El Cienagón» (ciénaga), el origen de esta masa hídrica puede ser el resultado natural de la sedimentación y desecamiento de una inmensa laguna formada hace muchos años debido a los últimos glaciares del período Cuaternario. Los pantanos son otro cuerpo de agua que se forman, también se les conoce como tempéi o turbera, y actúan como grandes esponjas para retener y descargar lentamente el agua: efecto importante en  temporadas de sequía.

Quien no sea de las tierras andinas tendrá que aprender a respetar a las lagunas, “espejos de la naturaleza”. La mayoría de campesinos que visitan el páramo aciertan en los comentarios creados a través del imaginario social: no arrojar residuos, “no hacer ruidos porque la laguna se pone brava” (se crece su nivel de agua y se cubre de neblina).

Se ha hecho tarde, pudo ser por caminar lento al detallar los paisajes ¡es importante la necesidad de conservarlo! El sol ha empezado a ocultarse, el cielo torna naranja rojizo, y muy lejos, las luces en tierras de La Grita se parecen a las estrellas en el cielo. Es obligatorio el uso de linternas, el sendero ya no se marcaba en lo absoluto. Por suerte, estábamos cerca, el sonido del agua que bajaba por pequeños canales era la señal de guía.

En menos de 10 minutos, en dirección contra corriente, aparece Laguna Grande tranquila, serena, en pleno silencio. Su nombre es recibido por ser el cuerpo de agua más voluminoso del páramo tachirense. Para los dos excursionistas el agotamiento fue rudo al haber caminado 3 km en 2 horas desde laguna El Cienagón hasta la zona de camping de Laguna Grande. Cada quién armó su carpa, y se dedicó a comer.

Muy cerca de las Porqueras y del páramo El Batallón se encuentra una pequeña laguna de aguas verdes. Los lugareños la han cercado con alambre. A su alrededor sembrados de claveles rojos, blancos y rosados, cuyo aroma perfuma el ambiente. Hacia las faldas de las montañas árboles y pequeños matorrales.
Dicen que la laguna tiene en su interior una cueva y que dentro de ella está un rico tesoro. Los que han intentado buscarlo han desaparecido bajo sus aguas y sus cuerpos no se han podido rescatar, quedando sepultados para siempre en las profundidades.

DÍA 2. LAGUNA GRANDE – PICO EL PÚLPITO. Sin saber qué hora era, repentinamente el sonido brusco por fuera de la carpa me despierta… Con el disparador apuntando, bien despacio abrí el cierre arqueado de la tienda. Algunos silenciosos segundos fueron esperados para descubrir que animal se acercó de curioso a la zona de camping; aunque, su sombra lo delataba y parecía ser un venado (Odocoileus virginianus goudotii).

Al presionar el botón de la cámara, el asombro fue desilusionante al ver una vaca pastoreando sin dueño. ¿Pero qué hace este animal a una altitud en la que no debería estar? Algunos campesinos han extendido sus límites agrícolas con el “derecho a páramo” a las cimas más altas, y por más que se delimiten y controlen los potreros varios cuadrúpedos pasan a formar parte de la vida silvestre.

Según el Libro Rojo de los Ecosistemas Terrestres de Venezuela, “en el caso particular del ganado y los rebaños, su impacto sobre el ambiente de páramo está relacionado con el hecho de que los animales introducidos no consumen el forraje ofrecido por la vegetación natural dominante, y adicionalmente, la cobertura vegetal tiene poca capacidad de soportar altos niveles de herbivoría”. Los herbazales parameros concentran el agua y la distribuyen poco a poco montaña abajo. La presencia de animales pastoreando puede erosionar el suelo.

Lluvia de esperarse, frío viento, y niebla detestable e interrumpible convierten la excursión en una actividad desalentadora. En Laguna Grande estás tres características climáticas se presentan frecuentemente. Cristopher Camargo Roa, licenciado en Edudcación en Geografía y Ciencias de la Tierra expresa su experiencia en laguna Grande:

Durante 30 minutos nos mantuvimos reposando como las pequeñas aves en los frailejones. Recordamos que hace falta “confirmar la amplitud o estreches en la extensión del rango altitudinal para las especies de aves endémicas a los Andes Venezolanos por efectos de cambio climático”, expresa Aureliano Rosales, promotor de aviturismo comunitario.

Descansamos en las carpas: esperando la desaparición total de la densa neblina, que empujada por las olas de aire se eleva hasta el cielo en forma de nubes (condensación). Luego, varias gotas, diminutas gotas caen, se intensifican (precipitación líquida), y empiezan a deslizarse en la carpa (escorrentía); que gracias a su material impermeable no permite la entrada del agua (infiltración). De esta forma, se comporta el agua en la superficie del suelo, se escurre hasta almacenarse en espacios sin poder infiltrarse generando lagunas.

parque nacional los páramosAunque el aprovechamiento del agua gracias al ciclo hidrológico es uno de los beneficios ecosistémicos más reconocidos por la población tachirense, deben mencionarse el resto de los servicios de regulación dentro del parque como lo es el ciclo de nutrientes, y la absorción de carbono identificados en 2009 por Zahyllis Zambrano, bióloga adscrita al Laboratorio de Sistemas de Información Geográfica (LABSIG) de la Universidad de Los Andes al digitalizar junto a otros investigadores los mapas del Parque Nacional Los Páramos para su conservación.

Después de esperar, arrancamos con el intenso frío de la mañana. Laguna Grande se ve al fin despejada. Este inmenso cuerpo de agua comparte interés turístico con la laguna Babú, en el poblado de San José de Bolívar. En sus profundidades no existe ictiofauna de aprovechamiento, pero quizás naden peces. Se menciona el “cultivo” de la trucha arcoíris (Salmo gairdenii) que realizó el Ministerio de Agricultura y Cría (MAC) desde 1937. Algo extraño, ya que la introducción de especies exóticas dentro de los parques nacionales está prohibida. Las especies introducidas disminuyen las especies nativas por depredación o competencia de supervivencia.

Para Hilda Bastardo de Colmenares, quien fue jefa del Campo Experimental Truchicula FONAIAP en Mérida, asegura que la excepción de introducir la trucha arcoíris nativa de la costa del Pacífico no afectó el ecosistema y permitió crear otra fuente de consumo. Además según la bióloga, la presencia del salmónido de agua dulce promueve el turismo a través de la pesca. Lastimosamente, Laguna Grande junto a otras lagunas de fácil acceso se han alterado por la pesca artesanal.

Estos casos son recordados en el informe de la Red para la Conservación y Protección de Humedales Alltoandinos, sus autores llevan más de 15 años comprometidos en el saneamiento de las lagunas recogiendo más de 2  toneladas y medias en desechos sólidos. Con la introducción de la especie exótica trucha arcoíris (Salmo gairdenii), ya no se intenta luchar contra la corriente, a menos que se tomen decisiones radicales.

Rescatando el informe de 2012 por la red de humedales, queda solo recomendar buenas prácticas para la pesca con azuelo. No consumir bebidas alcohólicas, se recuerda el caso de “un caballo que se  dejó atascado dentro de la laguna La Piedra, que había sido cabalgado dentro de la laguna”. No utilizar artefactos explosivos (bombardeo con morteros), ni envenenar con agroquímicos (cal) o hierbas (barbasco). De no hacerlo se contaminará el agua que abastece a más de 1 millón de tachirenses.

Con casi dos horas en la caminata, se avista la laguna Las Verdes Bajas, en sus aguas se evidenció el nado del pato (Anas flavirostris) familiar del vulnerable pato torrentero (Merganetta armata) ambos cazados por diversión para llevarlos al banquete. Montaña arriba, aproximadamente a 1 km está la laguna Las Verdes Altas. Se recuerdan las míticas historias ancestrales que parecen confirmarse al descubrirse en 2014 un petroglifo en el páramo andino.

El descubrimiento se inició gracias a los comentarios de “montañistas, porteadores y personal perteneciente a Inparques”, de manera que, cuando se va de excursión la simple acción de informar acerca de lo observado avisa a los profesionales de distintas áreas del conocimiento encargados de la conservación del ambiente e incluso del acervo andino.

Un grupo de estudiantes del Museo Antropológico del Táchira guiados por el antropólogo Anderson Jaimes se trasladó a la laguna Las Verdes para hacer el registro oficial de un señalamiento y petroglifo indígena. “Efectivamente sí existía”. El petroglifo señala la entrada de una cueva, “de figura antropomorfa, con un objeto en su mano parecido al de una lanza, su tamaño era de 23.5 cm de largo por 18 cm”, señaló uno de los estudiantes.

La imaginación crece con la cueva en la que entran más de cinco personas. ¿Un espacio para el refugio o sala de santería? Varios objetos como velas, y botellas están en la superficie. Al continuar con el procedimiento de excavación en un pozo prueba de 15 centímetros inicia el tema ambiental, pues se consiguieron varios desechos sólidos cubiertos de “una especie de pajilla”.

Lo mítico religioso queda en segundo plano, sencillamente el lugar se convirtió en el refugio pero no de animales sino para los desechos sólidos: varias latas, botellas de vidrio, y cubiertas de plásticos permanecen en los terrenos creando un basurero oculto. El petroglifo puede ser realmente un grafiti que indica: “cuarto de basura”. ¿Pero quién los deja? ¿Personas que dicen llamarse excursionistas o aldeanos que van a pastorear?

La importancia de no dejar residuos sólidos radica en su inalterada descomposición, incluyendo los desechos orgánicos (desperdicios de alimentos y heces fecales) que causan la proliferación de insectos y roedores de pisos altitudinales más bajos. Los ecólogos Alba Díaz, Jaime Pérfaur, y Pedro Durante al estudiar la fauna de los páramos venezolanos mencionan que varias especies de ratones (aepeomys lugens, akodon urichi, microryzomys minutus, oligoryzomys fulvescens, oryzomys albigularis, oryzomys vestilus) se han convertido en especies invasoras.

Es recomendable llevar en el morral algunas bolsas para recoger los desechos sólidos que se consigan, y a pesar de ser incómodo “cargar la basura de otros”, es la única manera de ir compensado el desagradable trato que algunos visitantes dan a la naturaleza. Al seguir avanzando por la ruta de trekking crece el número de frailejones.

frailejónCon las hojas del frailejón se elaboran jarabes para la tos, se conserva el queso ahumado, y se rellenan colchones. Usos lamentables porque 1 cm por año tardan en  crecer los frailejones. Sus hojas están formadas por varias capas gruesas que al tocarse se sienten sus lisas vellosidades. Casi el 40 % de las especies florísticas en el páramo El Batallón poseen hojas pubescentes (pelos diminutos). Cada vello (tricoma) protege a esta planta de la exposición solar y baja temperatura de 4 °C. Sus hojas al ir debilitándose no se desprenden del tallo sino se asientan para formar una cobija acolchonada (necromasa) abrigando no solo a la planta sino también a pequeños animales.

chivito de los páramos
El colibrí chivito (oxypogon guerinii) es el ave emblemática del páramo. 

Estando ya a una altitud con más de 3.600 m s.n.m., antes de avanzar es necesario otro breve descanso. Comentamos que en 2013, el páramo El Batallón fue el primer lugar escogido de las 13 expediciones en parques nacionales venezolanos. Según el informe realizado por Fabian Pasariello, fotógrafo y director de la Fundación Proyecto AVE se identificaron más de 20 aves.

El paisaje es deslumbrante, motivo por el cual se capturan fotos en diferentes ángulos. Con paciencia y una buena captura podrá tenerse el registro fotográfico de especies adaptadas a las condiciones climáticas del páramo. Una forma de contribuir a la conservación es ayudar en el reconocimiento especies para ser estudiadas a cabalidad. Desde el excursionismo esto se hace de manera muy sencilla; por ejemplo, en la ornitología, al tener información visual de aves, esta puede ser “subida” a eBird, base de datos biológica desarrollada en 2002 por la Universidad de Cornell.

En el portal web cada usuario compara, identifica y añade sus fotografías de avifauna. Esta modalidad se aplica para otras especies faunísticas.  En el caso las mariposas se pueden ayudar a verificar las 31 especies inventariadas. Maribel Morales, investigadora de Inparques considera vital hacer el seguimiento poblacional y optar medidas conservacionistas de las mariposas endémicas que sobrevuelan cerca de las lagunas.

juan pablo peñalozaEn el relieve accidentado se asienta la laguna Corazón de Piedra. Inventariar las lagunas del Parque Nacional Los Páramos El Batallón y La Negra es una tarea ardua pero necesaria. Los docentes investigadores José Alí Moncada y Jesús Aranguren en su artículo de humedales altoandinos señalan que conocer el sistema lagunar El Batallón – La Cimarronera “es un insumo fundamental para la planificación y el desarrollo de los programas de información, interpretación y educación ambiental que refuercen el potencial turístico y educativo de la zona”.

La visita a la serranía El Batallón acierta en el potencial del recurso hídrico que se produce en Parque Nacional Juan Pablo Peñaloza. Según los especialistas José Pérez, Ángela Henao y María Elena Naranjo las subcuentas hidrográficas El Peñero y La Jabonosa que suministran al Acueducto Regional del Táchira (ART) “comprenden una superficie de 29.625 ha con un 35 % del área protegida”. Este grupo investigador ha propuesto el pago por servicios ambientales; haciendo que, las actividades de conservación no solo dependan de las personas que frecuentan la montaña sino de los habitantes más cercanos, que en ocasiones por desconocimiento desvían el curso del agua para abastecerse directamente sin saber que están disminuyendo el flujo de agua que va hacia el ART.

El sendero ha perdido su forma, las cortinas de neblinas no ayudan a conseguir el camino. De no ser por los mojones (montículos de rocas) encontrados, los montañistas se pueden desviar hasta perderse entre plantas arbustivas.

pico el púlpitoLa ruta más directa en el ascenso al pico «El púlpito» se realiza por una pared inclinada de rocas fragmentadas que parecen una escalera, de la cual se debe tener precaución en no resbalar. A los 3.800 m s.n.m., predomina el bosque pluvial subalpino con el sobreviviente árbol coloradito (Polylepis serícea) acompañado de matorrales, arbustales, y frailejones palito (Espeletia jahnii). El suelo presenta variaciones en el recurso hídrico debido a los procesos de congelamiento y escurrimiento del agua.

¡Cumbreee!, ¡cumbreee!, cumbre alcanzada desde el pico más alto del estado Táchira, en una protuberancia grisácea con franja clara, casi blanquecina en el medio. Ahí reposa una cruz y otros accesorios dejados de recuerdo. Desde la cima, quedamos convencidos que el páramo andino de los andes tropicales es un ambiente único comparado con otras altas montañas de África o Malasia.

Curiosamente, se visualizan rocas acomodadas en forma de muro. La explicación más razonable es porque el pico El Púlpito conforma el hito limítrofe entre los municipios Jáuregui, Francisco de Miranda y Uribante. En la única explanada queda otra zona de camping y un modelo de fogón. Ya eran aproximadamente las 2:00 p.m., quisimos ir entre los picachos, una incorrecta decisión. El día terminó de emergencia acampando en las inmediaciones de una cresta. En este tipo de situaciones se reconoce si se tiene o no preparación física y adaptación a las bajas temperaturas. Estábamos desbastados, para el dolor lumbar, tomé una pastilla antiinflamatoria. Llevar botiquín de primeros auxilios ¡ayuda bastante!.. A dormir. No había más nada que hacer, hacía frío, ¡Buenas noches!

DÍA 3. DESCENSO. Con el descenso del pico El Púlpito la excursión finaliza. Es cierto que el sendero continúa hasta el sector de La Cimarronera a modo de travesía, aunque no existe oficialmente un sendero para realizar dicho recorrido; que posiblemente por su vulnerabilidad no es una zona para acceder o simplemente no se ha evaluado el área para estudios ecológicos, pero ¿qué más se encuentra en el páramo?

En 2016 se realizó la travesía Laguna Grande – Laguna Babú, la cual resultó fascinante; sin embargo, fueron muchas las imprudencias cometidas pudiéndose presentar síntomas de mal de páramo y terminar desorientados en el espacio natural. Al caminar por farallones, descender laderas rocosas, y atravesar dos valles hasta llegar al letrero del «Falso Púlpito» se afirma la existencia de más de 100 lagunas que de acuerdo a su forma han sido bautizadas con diversos nombres repetidos confundiendo al visitante reflexiona José Vergel, el otro compañero de la excursión.

Para que se logre la conservación, el simple deseo de querer cuidar el ambiente -evitar la extinción de especies, o dejar de contaminar- debe convertirse en acciones. La adecuada práctica del excursionismo en el Táchira quizá puede alcanzar el mismo nivel que hay en el estado Mérida. Aunque no existen los picos más altos, los páramos andinos tachirenses ofrecen otra opción de paisajes y actividades con la naturaleza, siempre y cuando se garantice la seguridad y la planificación de los servicios atendiendo a la normativa del parque nacional.

Retornando al rebullicio con el morral encima, se tiene fe que promocionar en el Parque Nacional Los Páramos actividades eco turísticas a personas de otros países ayudaría al menos para el mantenimiento del lugar. La idea no es nada novedosa; ya desde 1996, María Auxiliadora Caballero, especialista en Derecho Agrario lo propuso considerando la devaluación del bolívar (Bs), “lo que hace que cualquier moneda del extranjero supere la nuestra”. Lo expuesto, no estaría mal, al menos para los hermanos colombianos con los que se comparte el territorio del Parque Nacional El Tamá.

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